Como uno de tantos me he visto en ambos bandos: tanto buscar una habitación libre como alquilarla. En ambos casos la situación tiene un punto crítico en común: ¿te conviene compartir la vivienda con esa/s persona/s?
Salvo en el caso de que conocieras de antemano a tus futuros inquilinos (y ni aun así) muchas veces estás abocado a decidirte por la primera impresión. Otras veces la prisa por cubrir vacante puede acelerar el proceso.
A continuación paso a relatar algunas experiencias que he vivido o conocido a lo largo de los años mientras estudiaba y posteriormente cuando empecé a trabajar.
Cierto año vivía en mi piso un chico que era visitado a menudo por otro chaval (ambos compañeros de estudios). De algún modo u otro llegué a enterarme de que una parte de los cubiertos había ido a parar a la casa de su amigo. ¿Inexplicable? ¿expendiente X?
Nota importante: nuestra cubertería no es de plata ni de metales preciosos. En cualquier supermercado se pueden encontrar utensilios más nuevos y mejores que los que teníamos en casa. Huelga decir que un estudiante suele pobre por definición pero estos extremos...
Cuando estaba buscando trabajo tuve la oportunidad de coincidir con la chica que en un futuro iba a sustituir como inquilino en casa de unos amigos (ya que en ese momento todavía no sabía qué me depararía el futuro). Cual sería mi sorpresa al descubrir que cuando esta chica se encerraba con su novio en el dormitorio daba tales alaridos (de placer - se supone - acompañados de golpes contra la pared) que era imposible que no se enterara todo el edificio. ¿Pensarían los vecinos que era una casa de putas?
En otra ocasión conocí a un chico que tenía parte del cuarto de baño especialmente adaptado para el cultivo de maría. Toda la inversión requerida para la instalación la había sufragado él. Sus compañeros al parecer tampoco le habían puesto ninguna pega (supongo que recibirían algo a cambio). Meses después cuando me tropecé con él por la calle le pregunté acerca del rendimiento que había obtenido de la "plantación". Me contestó que la madre de uno de los que vivía con él había descubierto el percal en una visita sorpresa y lo había echado todo a la basura. Sin comentarios.
El retiro de los monjes. Así es como suelo llamar a otro de los años en el cual estaba "confinado" junto a dos ermitaños del estudio. No soy persona de juerga diaría, pero tampoco estoy en el otro extremo. Era realmente el año perfecto para sacar unas oposiciones. Si llegaba un poco más tarde de las doce de la noche me encontraba con que me habían cerrado la puerta con pestillo. Alguna vez en medio de una ducha me cerraron el agua caliente (quiero creer que no sabrían que me estaba duchando). Estuvimos medio año sin televisión y ya sabéis la frame de los Simpson: sin tele y sin cerveza Homer pierde la cabeza.
La limpieza es siempre un tema peliagudo, sobretodo si hay gente que no está por la labor. Al clásico dilema de no encontrar vasos (porque están todos por fregar) se le une la no menos tradicional acumulación de bolsas de basura. Así como las bolas de pelusa que se deslizan como en los pueblos del salvaje oeste.
Sí amigos, la convivencia es un tema difícil, como también puede ser ponerse de acuerdo acerca del canal de televión que toca ver esta noche. Pasa en las mejores familias (bueno igual si eres rico te compras una tele para ti sólo y discusión terminada).