Hace mucho tiempo (joder, ¿6 años ya?) hice un post titulado
WWE: El fin de una Era. En el que hablaba sobre la conmoción que me provocó el
hecho de que un mierda como Edge venciese en combate singular a un mito como es
El Enterrador (Undertaker a partir de ahora, que ya somos mayorcitos) y lo
obligase a retirarse.
Pues bien, frikis, ese post era una mierda. Alguien tenía
que decirlo.
A estas alturas todos conocemos a Undertaker, el último nexo
de unión entre la actual WWE y la época dorada de la WWF que todos conocimos en
tele5 de la mano del increíblemente pésimo y sobrevalorado Héctor del Mar.
Aunque claro, cuando uno escucha a los comentaristas mexicanos, retransmitiendo
oficialmente para el mundo latino, se pregunta si lo de comentar como si tuvieses un retraso mental severo es una seña de identidad del mundo panchi.
También debo decir que con la edad me he vuelto (más)
intransigente. Hace unos años me encantaban las retransmisiones en italiano que
perpetraban los amigos Lucca Franchinni y Michele Posa. Pero recientemente he
descubierto que hasta ellos me irritan con sus retransmisiones y sólo me siento
cómodo escuchando la versión original.
Como decía, Undertaker es el único luchador que queda en
activo de la época dorada de la WWF de los Hulk Hogan, Ultimate Warrior, André
The Giant, etc. Aunque bien es cierto que el amigo Undertaker lleva al límite
el concepto “en activo”.
Undertaker está mayor. Se nota en sus combates. Está lento,
fofo, aunque según mi novia se conserva bastante bien para su edad, y a
los 5 minutos de comenzar el combate está sudoroso y resollante. Tanto es así
que en los últimos años está totalmente fuera de la continuidad de la WWE. Sólo
aparece en las semanas previas al evento anual Wrestlemania, que como sabéis es
el punto culmen del wrestling. Donde empieza y acaba la temporada. El 6
naciones al Rugby, la final de la Copa de Europa al fútbol o la escena de Julia
Ann y Lisa Ann en Oil Overload 2 al porno.
Y sólo aparece en este evento porque es aquí donde el hombre
se encuentra con el mito y nace la leyenda. Con la edición de este año de
Wrestlemania, Undertaker llevará 22 años consecutivos participando en este
evento. Y lleva 21 victorias consecutivas.
Una marca atroz, no sólo por mantenerse 22 años al máximo
nivel, sino por esas 21 victorias “in a row” como dicen los anglosajones. Algo
que es casi imposible de repetir hoy día.
Hablo a futuro para conseguir un efecto dramático porque
Wrestlemania XXX, el 30 aniversario del evento, tuvo lugar el pasado 6 de
Abril.
Ese día Undertaker se enfrentaba a una de las peores bestias
que he visto en mi vida; Brock Lessnar. Un tío que da mal rollo sólo verle. Un
animal que hace parecer pequeño incluso al propio John Cena. Pero no sólo da
miedo físicamente, en el ring se nota que Lessnar sabe pelear. Tanto es así que
a veces parece que esté jugando con niños, tal es la diferencia técnica entre
él y otros luchadores.
Para que os hagáis una idea del nivel técnico, Brock Lessnar
tuvo su momento de gloria en la WWE hace muchos años (yo llevo viendo WWE
ininterrumpidamente casi 10 años y no lo conocía), luego se retiró para
dedicarse a la MMA, UFC o alguna modalidad de estas de lucha en que todo vale,
donde consiguió ser campeón.
Yo siempre me había preguntado cuando, cómo o sí alguna vez
se cortaría la racha de victorias de Undertaker en Wrestlemania. Hace 2 años
corrió el rumor de que se retiraría tras colocar la marca en 20-0, veinte
victorias y cero derrotas en Wrestlemania. Cosa que consiguió al vencer a
Triple H. Era una buena marca, un número redondo, que además ponía el colofón a
4 años increíbles donde Undertaker protagonizó los que son los 4 mejores
combates de la historia de Wrestlemania.
Uno de esos momentos del deporte donde el “main event” de un
año era sustancialmente mejor que el “main event” del año anterior.
Nos remontamos al año 2008, la marca estaba en 16-0 y en el
evento principal de Wrestlemania Undertaker se enfrentaba a uno de mis luchadores
favoritos, Shawn Michaels, apodado “Míster Wrestlemania”. Tras un combate
épico, la marca se colocaba 17-0.
Avanzamos hasta el año siguiente donde las emociones serían
aún más fuertes que en el año anterior. El combate se repetía, Shawn Michaels
volvía a intentar romper la racha de invencibilidad. Pero esta vez poniendo en
juego su propia carrera, pues en caso de perder se retiraría del wrestling.
El resultado, como podéis imaginar, colocaba el 18-0 en el
marcador y enviaba a Shawn Michaels a la prejubilación. Momento emotivo, debo
decir. Casi lloro en su despedida, joder. Porque sí, los hombres lloramos a
veces. Me entristeció su retirada casi más que la muerte del enano Flint en “La
Reina de la Oscuridad”.
Nuevamente avanzamos un año, ¿podría mejorarse lo que
habíamos vivido los dos años anteriores? Pues sí podía. Undertaker ponía de
nuevo en juego su imbatibilidad, esta vez contra Triple H. Siendo éste el mejor
amigo de Shawn Michaels, podéis imaginar la carga dramática que tenía el
combate. Pero el resultado no iba a ser
diferente al de los 18 años anteriores y el marcador final reflejó el 19-0.
Un año más tarde llegaba la icónica venteaba participación
de Undertaker en Wrestlemania. ¿Sería verdad que se retiraría tras colocar el
20-0?, ¿se cortaría la racha antes de redondear las dos decenas? Esta vez el
rival sería de nuevo Triple H en un brutal Hell in a Cell, nuevamente mejorando
lo visto el año anterior. El resultado lo podéis imaginar, 20-0 para la saca.
Colocados en situación, volvemos al rumor que os comentaba
anteriormente. Se decía que con el 20-0, número redondo y perfecto, Undertaker
podría retirarse. Pero no lo hizo y aquí llegó para mí el punto de inflexión.
Como decía al principio, Undertaker, el pobre, no está ya
para muchos trotes. Se le notan los años y sus combates son un poco lentos.
Sólo tiene su racha de victorias perfectas. Esa racha es la que le permite
estar por encima del bien y del mal. Le permite aparecer por la WWE apenas 4
semanas al año. Le permite luchar un único combate serio anual. La
imbatibilidad le hace mítico, hace que los aficionados esperen su aparición
anual con fervor casi religioso.
Mientras su racha de combates invicto durase, Undertaker
podría seguir manteniendo este statu quo de semi-dios del wrestling. Podría
seguir ganando un combate al año, agrandándola leyenda, sí, pero recorriendo un
camino que en realidad no lleva a ninguna parte.
Así, tras los emocionantes cuatro años anteriores que os he
explicado, llegaba el año pasado el combate número 21. Sentí cierta pena por
dos motivos. Primero porque creía sinceramente que Undertaker debía haberse
retirado con esa cifra mágica de 20-0. Y segundo porque, como decía tras cuatro
años de emociones fuertes, la cosa sólo podía ir hacia abajo.
Y, efectivamente, fue hacia abajo en un combate funcionarial
contra un CM Punk cuya temporada de gloria había pasado ya. El 21-0 estaba más
claro que el agua y la cosa no tuvo mayor misterio.
Pero la rueda siguió girando y nos plantamos en el 30
aniversario de Wrestlemania. Undertaker contra Brock Lessnar. Un 22-0 que
parecía iba a seguir aumentando la leyenda en una huida hacia adelante, hacia
ninguna parte.
Pues no.
Brock Lessnar vencía, colocando el 21-1 en el marcador.
Rompiendo la increíble racha del último titán, el último resto de la época
dorada que quedaba entre nosotros.
Pero se rompía mucho más que una racha de victorias
perfecta. Os he explicado dónde creo que radica la fuerza de Undertaker. Un
luchador de otra época que no está para los avatares que exige la moderna WWE.
Un luchador que sólo se mantiene semi-activo para luchar un combate al año,
para agrandar año tras año su racha de victorias.
¿Ahora qué? La mística está rota. Ya no hay nada por lo que
luchar. ¿Desaparecerá de la WWE hasta la próxima Wrestlemania como suele hacer
desde hace más de un lustro?
Conociendo a esta gente, imagino que el año que viene
tendremos re-match, en busca de venganza. Pero, sinceramente, me motiva muy
poco. Volverá y ganará, colocará el 22-1. Sí, pero ¿y qué?. Ya no tiene mayor
mérito. A Brock Lessnar le ha vencido John Cena, le ha vencido Big Show…
A lo que voy es que vencer a un determinado luchador puede
tener más o menos mérito. Pero el verdadero mérito de Undertaker, lo que lo
hacía único, era vencer sabiendo que llevas a tu espalda 21 victorias
consecutivas. Eso es lo que le hacía inmortal.
Tras la derrota ha perdido su estatus de divinidad. Puede
seguir luchando una vez al año, pero convertido en una caricatura de sí mismo.
Así como es bastante penoso y lamentable cuando aparece alguna vieja gloria
como Roddy Piper o Ric Flair y le pega un poco a algún pardillo, las
apariciones de Undertaker van a pasar al rincón de los incunables. Una
diversión que se mira con una sonrisa de añoranza y cariño.
Veremos cómo evolucionan los próximos episodios, pero ahora
sí, creo que estamos ante el fin de una puta era.
Epílogo
Y por si no tuviésemos suficiente con la derrota de
Undertaker, resulta que dos días después se nos muere the Ultimate Warrior, el
pobre.