Soy un mitómano, no lo puedo remediar, cuando veo algún objeto relacionado con mi infancia me surge la necesidad imperiosa de adquirirlo y tenerlo en mis manos inmediatamente. Supongo que cuando llegue a abuelo desarrollaré el síndrome de Diógenes, pero tan agudo, que puede que a partir de entonces lo llamen síndrome de Julsógenes.
En una de mis habituales incursiones a toda librería que me encuentro por el camino descubrí, en la sección de ofertas cutres (la que más visito), un librito llamado La ciudadela del Caos, escrito por Steve Jackson ¡del estilo de
Elige tu propia aventura! ¿Y qué podía hacer? pues comprármelo rápidamente.
Este género literario tan maravilloso nos llegó de la mano de la editorial TIMUN MAS hara un buen montón de años y consistía en que en diversos puntos del libro podías escoger qué preferías hacer: Si subes las escaleras pasa a la página 68, Si por el contrario
decides bajarlas pasa a la página 43. A mí la posibilidad de vivir diferentes aventuras en un mismo libro me parecía absolutamente genial (entonces tenía menos criterio que ahora ¡y ya es decir!) y al momento me convertí en un fan de este género.
La ciudadela del Caos, la aventurilla, no es gran cosa, pero leyéndolo me he reído mucho, bueno, yo y los que me veían pasar páginas en el tren como un demente. El librico en cuestión me ha hecho gracia tanto por los clichés del típico juego de rol (intentas engañar a los malos y te acaban golpeando con un garrote), como por tener que pasar páginas cada 20 segundos, lo cual me parecía deliciosamente absurdo.
Por cierto que en una ocasión, en el tren, estuve a punto de caerme de bruces al suelo debido a un inoportuno frenazo justo cuando estaba de pie y con las manos ocupadas pasando páginas... un ¡uuuuyyyyyyyy! sonó en el vagón lleno de gente entre gran regocijo general.. ¡esos hijos de puta!
Recuerdo que los Elige tu propia aventura me fascinaban, me gustaban tanto que cuando descubrí que en la biblioteca pública de mi barrio tenían algunos títulos, la visité varias veces hasta que me los leí TODOS. Sí amigos, de pequeño fui voluntariamente a la biblioteca, lo reconozco, aunque no a estudiar ¿eh? ¡eso jamás! y además lo oculté hábilmente en el colegio con lo que no me miraron raro en clase... más raro, quiero decir.
Un momento especialmente horrible era cuando pasabas de página y descubrías la infame palabra FIN bajo el texto. ¡La has cagado! parecía decirte esa palabra con una sonrisa malévola... sí, a esa palabra se le intuía una risita humillante mientras te decía que hasta ahí habías llegado. ¡Maldita seas FIN desgraciada! Al final me acostumbré a mantener el dedo en la página anterior, donde tomaba la decisión, y si la pifiaba me decía a mí mismo muy serio: "esa era de prueba" y volvía atrás y elegía la otra. ¡Brillante!
En algunas ocasiones, el gracioso escritor hacía que ¡las dos elecciones fueran erróneas! Y entonces te veías obligado a buscar, página a página, la elección inmediatamente anterior con la consecuente pérdida de tiempo. Tronchante.
Todavía tengo unos cuantos Elige tu propia aventura en casa de mi madre, de hecho me sorprendió el número de ellos que encontré en la estantería: Te conviertes en un tiburón, Sabotaje, Ovni 54-40, el misterio de Chimney Rock, La casa encantada, uno de Rallys, Dimensiones paralelas, y algunos más. Tengo que volver a leérmelos, seguro que siguen siendo tan buenos como siempre.
Ovni 54-40 era un caso especial, una hijoputada, vamos, el único final Bueno que había ¡no se podía llegar por ningún lado! Recuerdo que descubrí ese final bueno mirando todos los FIN uno por uno y después busqué página a página como se llegaba hasta allí y al final me encontré con una página a la cual no te enviaba ninguna otra, la leí y entendí que no era un error, ¡lo habían hecho a propósito! Hay que tener la mente retorcida para hacer eso Edward Packard-Paul Granger.
Luego llegaron a mis manos otros del mismo estilo, pero de diferentes editoriales, que intentaban sacar tajada del género con títulos como Bandidos de la Galaxia o Fuga de... (de ciencia-ficción). Y ya hacia el final de mi singladura con estos libros disfruté de lo único que parece haber sobrevivido del género
Elige tu propia aventura: los de fantasía medieval. Primero me llegó Bosque de los
sueños que desorientan, con ilustraciones
¡del gran Norem! donde podías elegir al principio de la historia que clase de aventurero preferías ser, si un guerrero o un mago; y después un par del Dungeons&Dragons, también de la editorial TIMUN MAS, y que como todavía no sabía nada de los juegos de rol (afortunado de mí), pensé que estaba basado en la serie de dibujos animados.
Por último cayó en mis manos uno del Advanced Dungeons&Dragons, en el que ya te daban una ficha de personaje con valores, características y cosas raras... incluso ¿tenías que usar un dado? Sinceramente no me gustó esa forma de interactuar con un libro y obviamente lo leía como si fuera un
Elige tu propia aventura de toda la vida. Cuando el libro decía "Tira un dado, si sale 4 o más tienes éxito y pasa a la página 58, si no, pasa a la 24" y yo me decía, "Pero por supuesto que tengo éxito, tontolaba, te puedes meter ese dado por el culo" y me iba directamente a la página 58 ¡habrase visto!
En fin, estos libros me entretuvieron en mi niñez durante horas, maravillándome con historias alucinantes y fantásticas, que me han llevado a mi actual amor por la lectura... sin duda alguna un gran género literario que los niños de ahora deberían poder disfrutar.
¡Gracias Elige tu propia aventura!