lunes, 19 de diciembre de 2011

FWD: Los esbirros de Marvel, esos grandes desconocidos

En una ocasión alguien se preguntó: ¿qué sería de los superhéroes si no existiesen sus enemigos los supervillanos? Pues sería un puto gafapasta, seguro, hablando de dualidades de la vida, némesis y mierdas de esas.

Pero nosotros, en nuestro afán de búsqueda de conocimiento, vamos más allá y nos preguntamos: ¿Qué sería de los supervillanos si no fuera por el grupo de sicarios que están dispuestos a apoyarlos incondicionalmente? Sin preguntas, sin miedo, sin cerebro...

¿Alguien se preocupa por ellos? La respuesta es sí, amigos, ¡aquí lo hacemos! Así que valga este relato como testimonio de nuestra preocupación, un monumento al recuerdo del esbirro desconocido.


Lugar: La tranquilidad del lado oscuro. Institución psiquiátrica para sicarios. Tercera planta. Sala C.

- Hola, me llamo John Smith y soy un sicario del Club Fuego Infernal.

- ¡Hola John! - contestaron todos.

- Mi historia, como muchas otras, es sencilla: me licencié en la Universidad de Sicarios de Tulsa, Oklahoma. Fui un buen estudiante, se me daban bien las asignaturas de Armas Automáticas, Atentado Terrorista y Obediencia Ciega. Durante las prácticas que hice en la universidad los ojeadores del Club Fuego Infernal se fijaron en mí y me dijeron que si seguía así con mis estudios podría llegar lejos.

Cuando por fin terminé mi formación académica recibí una oferta para trabajar como becario en el Club Fuego Infernal, ofrecían un buen sueldo y tenían un gran seguro médico, que como sabéis, es algo esencial en este trabajo. Además me fascinaba su uniforme ajustado de licra negra con esas rayas rojas cruzándolo. Y qué decir de esa máscara, tan impersonal y aterradora a la vez. Acepté sin dudar.

Al principio me destinaron a una base secundaria del Club Fuego Infernal en Washington, allí me asignaron tareas sencillas: vigilar los monitores de seguridad, rellenar los cuencos de pistachos, cabrear a los doberman en sus jaulas por si había que soltarlos contra alguien y cosas así.

Supongo que lo hice bien, porque al cabo de un tiempo me trasladaron a una base secreta en Tejas donde protegía unas instalaciones experimentales sobre robótica, creo recordar que el proyecto se llamaba Guardianes o algo parecido. Allí pude destacar porque descubrí a un par de espías del gobierno intentando colarse en el recinto y pude capturar vivo a uno de ellos para que los jefes lo interrogaran. Luego me encargaron deshacerme de los cadáveres discretamente. Lo hice tan bien que me nombraron sicario del mes y colgaron mi retrato en la sala de descanso.

A raíz de aquello me ascendieron y me destinaron a la base principal en Nueva York, a cuidar de los grandes jefes. Recuerdo que pensé que aquella era mi gran oportunidad para llegar a lo más alto... cof, cof... todavía no sabía lo que me esperaba.

Aquella noche me tocaba guardia, debía vigilar en una fiesta que había organizado el Señor Sebastian Shaw para captar nuevos socios para el Club. Debía estar atento a los monitores para no perder detalle de todo lo que sucedía allí, grabar a los invitados mientras nuestras camareras les hacían felaciones, les ofrecían drogas etc... incluso recuerdo que metieron una oveja en una habitación para cierto senador de Wyoming... en fin, una operación "por si las moscas" clásica, ya sabéis como son estas cosas. Esa noche fue la primera vez que me topé con un... con un... un...

- ¿Superhéroe, John? - terminó el doctor.

- Sí, sí, eso... - le tembló la voz.

- Por favor, continúa.
- Ajá - asintió John frotándose las manos con nerviosismo -. Sonaron las alarmas y casi inmediatamente apareció la maldita Patrulla X, todo fue muy rápido, casi sin darme cuenta los jefes habían ganado la pelea, pero la cosa no acabó ahí... momentos después mientras hacía la ronda rutinaria apareció aquella bestia enloquecida con garras en lugar de manos... salió de la nada, se movía como un torbellino, y... y... ¡oh, Dios mío! - gritó rompiendo en sollozos.

- Tranquilo John, - dijo el doctor - es un buen comienzo, no te preocupes, somos conscientes de que fue un golpe muy duro, ya avanzaremos con la terapia más adelante. Hoy también tenemos a un nuevo paciente nuevo con nosotros, por favor, preséntate a todos y cuéntanos tu historia.

- Hola, me llamo Larry Phillips, y soy un sicario de la organización H.Y.D.R.A.

- ¡Hola Larry! - contestaron todos.

- Mi relación con este trabajo empezó de bien pequeñito. Mi padre era un sicario de Cabeza de Martillo y quería que yo siguiese sus pasos en el gremio del hampa neoyorquina, pero a mí nunca me gustó ese trabajo. Mi padre no lo entendió, me decía que los trajes baratos de mafioso le sentaban bien a todo el mundo, que era una buena vida, pero yo no estaba de acuerdo.

Yo intenté explicarle que eso de hundir cadáveres en el río Hudson con zapatos de cemento no era para mí, yo quería pertenecer a alguna organización con objetivos más amplios que dominar los bajos fondos de Nueva York, algo como conquistar el mundo, por ejemplo. Mi padre se reía y decía que eso sólo pasaba en las películas de James Bond, yo me enfadaba y le contestaba que todos los verdaderos mafiosos se habían ido a las Vegas hacía tiempo. Aquello irritaba mucho a mi padre y después de muchas peleas acabamos distanciándonos.

Entonces recurrí a mi tío, que ante mi insistencia, pidió unos cuantos favores y me buscó un contacto en H.Y.D.R.A. donde finalmente entré como sicario-aprendiz. Un día, mientras entrenaba en un hangar secreto colocando bombas en un avión, sonaron las alarmas. Yo era nuevo y no sabía lo que pasaba, todo el mundo se puso a correr de un lado para otro gritando como locos cuando de repente aparecieron ellos, los Ve... los Ve... los Ve-ve-ve... ... Vengadores.


La Visión apareció delante de mí saliendo del suelo, me metió la mano en el pecho y de repente un dolor insoportable sacudió mi espina dorsal (desde entonces debo drenar mis pulmones día sí, día no, pues se me llenan de líquido periódicamente).


Totalmente cegado por el dolor me quedé inmóvil un tiempo, acabó cuando sentí los repulsores de Iron Man abrasando mi espalda (debido a eso mi columna vertebral esta desplazada y no puedo dormir más de tres horas seguidas debido al dolor).


Dando trompicones llegué al lugar donde un grupo de compañeros estaban reagrupándose valerosamente, pero el Capitán América lanzó su escudo y rebotando en varios compañeros míos, acabó golpeándome en la rodilla partiéndomela por tres sitios (nunca volveré a caminar derecho y cuando hay humedad los pinchazos son un martirio).


Pero lo peor fue que desorientado, maltrecho y cojeando entré sin saberlo en el radio de acción de Mjolnir y... y... oh, santa madona... no puedo continuar... no puedo continuar...

- Muy bien, Larry, muy bien, has hecho un gran progreso al contárnoslo, siéntate y descansa… Y después de estas dos tremendas historias, para terminar la sesión de hoy, tenemos una sorpresa para todos vosotros. Ya sé que se sale la rutina y a algunos eso os pone algo nerviosos... baja el arma Ray... pero hemos pensado que sería una buena experiencia para vosotros conocer a alguien con superpoderes en vuestro mismo estado. Contestará a vuestras preguntas encantado, recién salido de una grave crisis existencial, tenemos hoy con nosotros a ¡DEMONIO VELOZ! Démosle un fuerte aplauso.


- Hola chicos, ¿cómo estáis? He venido a daros un mensaje de esperanza: la fe en uno mismo es importante. Yo mismo he estado muy mal de moral últimamente pero gracias a la ayuda del equipo de profesionales que tiene este centro he conseguido recuperarme totalmente. Y ahora decidme, ¿tenéis alguna pregunta?

- ¡Sí, yo tengo una!

- Adelante, sin miedo hijo.

- Hola Demonio Veloz, por favor, explícame una cosa... ¿porqué un tipo que tiene el mismo poder que Mercurio que ha vivido como uno más entre los Inhumanos y ha ejercido magníficamente como Vengador, ni siquiera puede robar una joyería sin que lo trinquen?

- ... ... ... ¡¡¡¡¡buuaaaaaaaa, buuuuaaaaaaaa, buuuuaaaaaaaa!!!!!

- Bien, creo que ya se ha terminado la charla. Podéis salir. Gracias a todos.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Época de regalos

Ya se acerca el momento de comprar regalos, y como en años anteriores, nuestros consejos no podían faltar ante tal delicada situación. Esta vez hemos decidido cambiar un poco de tercio y en vez de recomendar juegos (como ya hicimos en otros posts), nos decantaremos por recomendar música, y más concretamente bandas sonoras.

Es cierto que, hoy en día, regalar música puede parecer que no se aprecie tanto como años atras, pero como siempre esto depende de la elección final y a quién se lo regaléis.

La primera opción que tenemos a mano es una compilación de 8 discos sobre la música que se compuso para la serie de juegos Medal of Honor, cómo no, en edición limitada.


En su momento ya comentamos de refilón lo impresionante de el trabajo de Michael Giacchino, pero por si acaso os dejamos dos muestras para que refresquéis la memoria.






Si queréis ver el contenido al detalle, en la siguiente web está publicado.

Siguiendo con el tema de los videojuegos, no os podéis perder las interpretaciones que ha hecho la London Philarmonic Orchestra de algunos clásicos en The Greatest Video Game Music. ¡Ojo! El título puede ser engañoso, ya que probablemente estés esperando piezas que no estén incluidas. En todo caso el repertorio contiene:

Advent Rising: Muse
Legend of Zelda: Suite
Call of Duty - Modern Warfare 2: Theme
Angry Birds: Main Theme
Final Fantasy VIII: Liberi Fatali
Super Mario Bros: Themes
Uncharted - Drake s Fortune: Nate's Theme
Grand Theft Auto IV: Soviet Connection
World of Warcraft: Seasons of War
Metal Gear Solid: Sons of Liberty Theme
Tetris Theme
Battlefield 2: Theme
Elder Scrolls: Oblivion
Call of Duty 4 - Modern Warfare: Main Menu Theme
Mass Effect: Suicide Mission
Splinter Cell: Conviction
Final Fantasy: Main Theme
Bioshock: The Ocean on his Shoulders
Halo 3: One Final Effort
Fallout 3: Theme
Super Mario Galaxy: Gusty Garden Galaxy

Vista la lista, supongo que sería más fácil negociar los derechos para incluir varias obras -casos Mario Bros y Call of Duty- que incluir otras piezas tanto o más conocidas. Aunque tampoco descarto que en el futuro repitan con otras selecciones.


Si en nochevieja os acostáis tarde y no tenéis da tiempo para ver el concierto de año nuevo, no os preocupéis. De la mano de Wojciech Kylar, compositor de bandas sonoras como Drácula y La novena puerta, nos llega el remedio perfecto: Pan Tadeusz. No incluye la conocida marcha Radetzky, pero es una excelente alternativa







¡Aviso! Este disco puede ser bastante difícil de encontrar.

Para finalizar, como Bonus track, os dejamos con un clásico del maestro Ennio Morricone. Nota: esta versión es en directo, por lo que puede no sonar exactamente igual que la banda sonora.

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