Aventuras en Dubai

Debido a cuestiones de trabajo, recientemente he tenido que viajar a Dubai, en los Emiratos Arabes Unidos.

Un Master Friki como yo que pretende conquistar el mundo se ve obligado a fomentar indeseables alianzas con la gente más poderosa y adinerada del planeta, en este caso, tuve que hacer algunos tratos con varios jeques del petroleo para disponer de una fuente de carburante suficiente cuando mis máquinas del terror esten dispuestas para devastar las decadentes democracias de occidente.

Antes de empezar un viaje hay me gusta informarme de la cultura de mi destino, leer sobre su historia, documentarme profundamente en archivos olvidados... y así desentrañar el verdadero espíritu del lugar y de su gente. He aquí el resultado de cientos de horas de investigación resumidas en 2 minutos y medio:


Me hospedé en el hotel Atlantis, al final de la palmera artificial esa tan horrible que han hecho los jeques, en el anillo exterior, un lugar perfecto para atrincherarse si a S.H.I.E.L.D. se le ocurría atacarme en el momento más inoportuno. O por si mis experimentos secretos con residuos atómicos se torcían y una ola de zombies aparecía en el continente africano...

Momento awkward Nº1: En el buffet, cogiendo todo lo que tenía chocolate en el el mostrador de postres empecé a cantar una tonadilla de lo más graciosa que decía así: "brown is good, brown is tasty, brown is gooooooooood!" hasta que llegué al final de la barra, levanté la cabeza y me encontré con una enorme, E-NOR-ME, mujer negra que me miraba de una manera extraña. Entonces, de repente, me guiñó un ojo. Decidí salir pitando de allí.

Viajando por las autopistas de Dubai de 7 carriles me dí cuenta de que las "fotos del líder" de aspecto severo son algo bastante común por allí, es algo bastante inteligente que he decidido instaurar cuando conquiste Europa Occidental con mis hordas del terror. Mis fotos estarán por todas partes, eso sí, retocadas por Photoshop para eliminar mis imperceptibles defectillos sin importancia.

Momento awkward Nº2: El ascensor se abre y en una esquina veo una figura en una esquina completamente cubierta de negro excepto una rendija en los ojos. ¡Coño Batman! ¡me ha encontrado incluso aquí! después de unos segundos de parálisis me doy cuenta de que no es un superhéroe ni tampoco la niña de The Ring, es una mujer en un burka (o lo que parece una mujer) y esta acompañada de un hombre que viste al estilo occidental, camiseta, pantalones cortos, chanclas... qué graciosas costumbres tienen aquí los lugareños.

Ya que iba por aquellos lares, también quise comprarme alguna cosilla en el lujoso Dubai Mall... donde me encontré con la foto gigante de William Baldwin!, sí queridos frikis, el hermano sin carisma y no tan guapo como Alec, y como en Frikis Inside nos gusta la gente que es capaz de aprovecharse de las circunstancias sin tener ningún talento aparente, me hice una foto de fan.

Hay que recordar que William restregó cebolleta a Sharon Stone en la noventera película Sliver, y eso hay que respetarlo. ¡Bien hecho Will!

Al final, después de dar muchas vueltas en el centro comercial y perder una partida al Out Run 2, no encontré lo que buscaba...




No encontré ninguna Thundercat. ¡Maldita sea!

También subí al edificio más alto del mundo, el Burj Khalifa, donde el ascensor sube tan rápido que notas como tus oídos no tienen tiempo de acostumbrarse al cambio de altitud. Y el único edifico del mundo donde pasas más tiempo esperando en la cola para subir, que subiendo y disfrutando de las vistas.

Momento WTF?: en la tienda de regalos del hotel me compré dos imanes por 15 dirhams cada uno (unos 3 euros más o menos), quería más pero se terminaron, al día siguiente, uno de los esbirros que me acompañaban, se acercó a la tienda y se compró el mismo imán que yo pero sin fijarse en el precio. Cuando se dió cuenta, le habían cobrado 40 dirhams!!!!!

Una noche, mis anfitriones en Dubai, organizaron una cena de lujo para diversos amos del mal que andábamos por allí de negocios para agasajarnos por nuestro progreso en el campo de la villanía. Allí nos encontramos con una sorpresa deliciosa colgando del techo.

Lamentablemente aquellas mujeres no estaban en venta, pero me pareció lo suficientemente decadente como para empezar a buscar un par de mozas y decorar mi salón de invitados en mi base de operaciones secreta. Luego ya veré si combinan con los muebles, o si quedarán mejor en la sala acuática donde tengo el tanque de tiburones.

Durante esa noche varios de mis sicarios se disfrazaron de jeques y empezaron a bailar en la pista para gran regocijo de todos, pero al parecer los tipos de seguridad locales les dijeron que no bailasen más vestidos de esa forma. No fué una petición. Otra vez las simpáticas y adorables costumbres locales.

Curiosamente sus costumbres parecen excepcionalmente permisivas con la prostitución que había por allí no muy lejos. Me encanta la doble moral de los que se pueden permitir el lujo de bañarse en dinero... ¡como yo!

Momento twenty: el tacto que tenía el batín de la habitación del hotel me puso algo tontorrón, así que decidí hacerme una foto en el espejo del baño, pero abriéndome el batín y ¡enseñando una teta! Solo diré que la imagen fué tan desagradable que tuve que borrarla aquella misma noche antes de que la viese alguien. Pero no fué posible, mi idiotez me hizo enseñársela a mi guardaespaldas para ver si le causaba un derrame cerebral por la potencia de la imagen. DESAGRADABLE.

Una cosa que me sorprendió (y me asustó un poquito) fué el número de salvavidas que había en la piscina del hotel, más de 8 individuos vestidos muy profesionalmente rodeando una piscina QUE NO CUBRÍA HASTA LA CINTURA. Y no solo eso, si no que además todos llevaban un CHURRO FLOTADOR ENORME. Probablemente el surrealismo más absurdo que he visto nunca.

Como a mí me gusta mezclarme con la plebe (solo en contadas ocasiones), me guardé una mañana para visitar la ciudad donde vive la gente "normal", o como los llaman los jeques, la "chusmaquenotienepetroleo", y descubrí que ellos también tienen ¡sentido del humor!

Una tarde nos llevaron a mis sicarios y a mí en jeep a dar una vuelta por el desierto para demostrarnos como se conduce salvajemente entre las dunas. Nuestro conductor era un paquistaní llamado Asis que, con gran criterio, nos puso música de Pit Bull mientras nos pegaba unos meneos impresionantes e intentaba que vomitásemos por todos los medios. Nos contó que tenía diez mujeres (hay que descansar dos meses al año) y era el puto amo del cotarro.

Después de unos cuantos "percances" decidí que era mejor empezar a pedir ayuda, pero, ¿a quien mierda pides ayuda en medio del desierto en la península arábiga?

Esta claro que a Jesucristo no, aquello se escapa de sus competencias totalmente. Pues cambiamos de chaqueta y ya esta.

Por la noche, el puto amo Asis, nos llevó a un campamento secreto en medio del desierto (como en el Señor de los Chupetes de Superlópez), para darnos de cenar y degollarnos a todos agasajarnos con un par de espectáculos de danza. Uno en la que salía una mujer con un control de su vientre escalofriante... y el otro no me acuerdo muy bien.

Y por fin, al cabo de tres días, la esperada vuelta a casa.




Efectivamente, amigos: "Lo que pasa en Dubai, se queda en Dubai". Otros estarían de acuerdo con esto.

¡Hasta la vista frikis!



PD: Antes de emitir algún tipo de juicio de valor, os recuerdo que este no es un puto blog de viajes, capullos. Este es MI blog y escribo lo que me sale del orto, ¿estamos? Aquí el único que tiene un permiso exclusivo, expedido por un servidor, para criticar es nuestra querida mascota el Señor Anónimo Hoygan. Que ojalá vuelva pronto.