Después de soportar estoicamente la aburridísima IRON MAN 3 -ahora entiendo los rumores de que Robert Downey Jr. quiere dejar de hacer de Tony Stark-, esperamos resignados a que pasen los títulos de crédito para ver la típica escena final y ver qué se le había ocurrido esta vez a los chispeantes guionistas:
En cuanto vemos la escena me giro y le digo a mi mujer:
- ¿Sabes quien era ese verdad?
- Pues ahora no caigo...
- Es el Dr. Banner.
- ¿Octopus?
- ¡No, joder, es Bruce Banner!
- ¡Ah, coño, Batman!
Esto que parece una broma (un poco mala, eso sí), no lo es. Ocurrió de verdad. Lo juro. Mi mujer es así. Todo lo que mi cerebro cataloga y almacena como algo importante, algo meritorio de volver a consultarlo para futuras referencias, ella simplemente lo desecha como "gilipollez".
Por eso mi esposa es la inteligente de la pareja. Gracias a Dios.
Aaaaaaaaahhhhhhh, el MANDARÍN, qué gran personaje tan bien aprovechado por la industria del cine, no como los estúpidos guionistas de comic, que no tienen ni puta idea de cómo desarrollar una idea interesante:
Combatiendo a mujeres con sus mágicos anillos de poder...
Luchando contra el omniscente Lobezno...
Sentado en su trono mientras un dragón, obedeciendo sus órdenes, intenta ampliar sus dominios para poseer toda China...
Convirtamos a ese personaje en un mono de feria. ¿Por qué no? Claro que sí.
Menos mal que mi fase de tomármelo todo a la tremenda pasó hace ya tiempo, si no tendría que poner una recompensa por la cabeza de unos cuantos. Separada del tronco, se entiende.
¡Hasta la vista Frikis!
No hay comentarios:
Publicar un comentario