lunes, 14 de noviembre de 2011

Mis aventuras en los lavabos femeninos

En mi trabajo últimamente estan haciendo obras en el lavabo masculino, así que los hombres nos vemos obligados a utilizar el IGNOTO lavabo femenino.



Dejadme aclarar que el lavabo femenino no nos es tan desconocido por los elementos que allí se pueden encontrar como por lo que las mujeres hacen allí dentro.

Porque los homres vamos a mear o a cagar, pero ¿y las mujeres? ¿qué hacen allí cuando van varias a la vez? ¿sacrificios? ¿invocaciones? ¿maldiciones? ¿compararse el tamaño de los pechos? ¿hablar del tamaño de los penes?

Yo os puedo decir que después de compartir baño muchos años con mi señora, algunas cosas se aprenden... a ignorar. Sí amigos, antes de saberlo todo hay que saber NO DESCUBRIR ciertas cosas bajo pérdida directa de cordura (sin tirar dados ni nada).

Pues como iba diciendo, hace unos días entré en aquel inexplorado y oscuro territorio venciendo el miedo atávico que los hombres tenemos al entrar en un lavabo de mujeres y encontrarnos alguna de estas dos escenas:

1) Descubrir que las mujeres son efectivamente alienígenas de otro planeta que han llegado aquí para destruirnos.

2) Mirada femenina de reproche homicida mientras tú te sientes como una escoria pervertida y ruin que ha entrado allí con alguna degenerada intención.

Que esa es otra, ¿por qué nos miran así las mujeres en el lavabo de señoras y cuando ellas hacen lo contrario dicen con una sonrisa: "Es que no me podía aguantar, lo entiendes, ¿verdad?"



Afortunadamente no había nadie y me metí corriendo en un habitáculo cerrando la puerta tras de mí. Con pestillo. Nunca se sabe quien puede entrar en un lavabo de mujeres. ¿Y si entra una mujer? Porque la vida real no es como las pelis porno, amigos, una dura lección que aprendí hace mucho tiempo cuando... pero eso es otra historia que contaré otro día.

La luz de allí dentro era de esas modernas que se encienden automáticamente con un sensor de movimiento, así que me ví enfrente de un limpio e inmaculado retrete que me esperaba con la boca abierta. Porque allí no hay meaderos de pie, todos sabemos que las mujeres tienen el handicap (entre otros muchos, como por ejemplo aparcar a la primera - este a mi novia le va a encantar, aunque da igual, tampoco lee mis chorradas) de que no pueden mear de pie. Bueno, estrictamente sí que pueden, pero es un poco más complicado para ellas. Detengámonos aquí antes de decir algo grosero. Más grosero, quiero decir.

Me saqué la chorra, apunté cuidadosamente (sí, a veces lo hacemos) y dí rienda suelta a mis necesidades más primarias... o sea, mear.

Y DE REPENTE EL MUNDO SE OSCURECIÓ. COMPLETAMENTE.

Me llevé un buen susto, y lo primero que me pasó por la cabeza es que había caído en una trampa y un cuchillo de 20 centímetros aparecería por mi entrepierna con aviesas intenciones.



Pero no, era la luz automática que se había apagado sola.

A todo esto yo seguía meando... de oído.

¿Y ahora qué hago? Hay que activar la luz otra vez... pero esta muy lejos, y yo no puedo parar.

Mantuve la calma. Balanceé el peso para poder sujetármela con una mano solo y empecé a alargar el brazo y moverlo intentando alcanzar el sensor.

Aquello no se encendía, yo no paraba de moverme y para mejorarlo todo me entró la risa. Yo soy así, me río de mí mismo a menudo. Así que mi cuerpo empezó a temblar y el sonido por el que me guiaba empezó a fallar.

Oh, Dios Mío, esto se acaba y no hay luz para apuntar ¡y estoy en el lavabo de las tías! Que si fuera en bermudas notaría como salpica, fijo.

En el Final Fight no hay mujeres


Al final, no se como, la luz regresó y no me había salido ni un poquito. Fuí un campeón.



Bonus video: Quentin Tarantino nos explica de qué va TOP GUN.



¡SWORD FIGHT! ¡SWORD FIGHT! ¡SWORD FIGHT!

¡Hasta la vista frikis!

5 comentarios:

Tarambana dijo...

Eres un poco como Daredevil, utilizando el sonar para apuntar. XD

Por cierto, esas luces automáticas que se apagan a mitad de chorro deben estar hechas así a propósito, creo que todos tenemos experiencia.

Juls dijo...

¡Cierto! así mea daredevil en un urinario público, por el sonido del chorrito.

Arfonzo dijo...

Yo estoy acostumbrado a mear con los ojos cerrados y guiarme por el sonido...

tap tap tap = malo

chrrrrrrrrr = bueno

Joss dijo...

Jamás entenderé como alguien con unos mínimos de higiene personal puede sentarse en un retrete público o de oficina. ¿Habéis oído hablar de herpes, piojos, ladillas y otros tipos de enfermedades de transmisión tópica?

Cada vez que entro en el retrete imagino que poco antes ha estado allí el argentino gordo y maricón que se sienta un par de filas delante mío. ¿Quien se atrevería a sentarse allí?

De todos modos, siempre pensé que no había nada más repugnante que el retrete público masculino hasta que me colé en un retrete femenino, después de que una gorda de 120 kilos con incontinencia hubiese hecho uso de él.

Digamos que tardé bastante tiempo en volver a probar la nocilla.

Joss dijo...

Por cierto, Juls, meterte con una de mis pelis favoritas te costará una visita nocturna del enano violador.

Yo de tí dormiría con un ojo abierto durante una temporada.

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