lunes, 11 de enero de 2016

Kindergarden Wars (little Sun Tzu stories)

En la clase de mi hijo ha entrado un niño nuevo a medio curso, y ha resultado ser un niño bastante violento. Eso no le ha molado nada a mi pequeñín, porque antes de eso, él era el niño violento de la clase y en consecuencia, ahora esta un poco desubicado al verse desplazado en su estatus social.




No se si lo sabréis, pero las guarderías son una maldita lucha sin cuartel por la supervivencia del más apto, donde, en contadas ocasiones, parece reinar una falsa apariencia de calma y quietud, incluso de buen rollismo, pero donde cualquier mal gesto con un juguete o incluso una mala mirada puede desatar la batalla más cruenta que uno pueda imaginarse.

Es por eso que a mi vástago, para educarlo de manera práctica, antes de irse a dormir yo no le leo "Los tres cerditos" o "Caperucita Roja" como la gente normal, yo le leo EL ARTE DE LA GUERRA, de Sun Tzu.




Y he hecho bien, porque ha resultado perfectamente aplicable en su entorno diario. Dejad que os cuente un ejemplo:

El otro día, cuando Juls Jr. entró en su clase, vinieron todos los niños a saludarle con sonrisas y alegría, pero de pronto, vino ese nuevo mocoso descerebrado y abriéndose paso a empujones entre el resto de alegres niños le soltó una palmada malintencionada en el pecho a mi hijo.

La profesora actuó rápidamente y separando a los niños, se llevó al descerebrado a parte para explicarle que no se pegaba a los otros niños, que "eso esta muy mal".

Mi hijo, que en esos momentos había pasado de la sorpresa más absoluta a una calma tensa, lucía una mirada extraña...


"Triunfan aquellos que saben cuándo luchar y cuándo no"



Pasado el momento y solucionado "aparentemente" el conflicto, todos los niños se pusieron a jugar con sus cosas, pero yo seguía viendo a mi hijo algo pensativo mientras se acercaba a la mesa a pintar. Se comportaba de una manera introspectiva, concentrado en el color que tenía en la mano y en la hoja de papel que tenía delante...


"Antiguamente, los guerreros expertos se hacían a sí mismos invencibles en primer lugar, y después aguardaban para descubrir la vulnerabilidad de sus adversarios"






Una vez mi chiquillo pintó un sol precioso y muy detallado (y no lo digo porque sea su padre), empezó a echarle miradas al niño descerebrado descubriendo que había empezado a jugar con un coche de madera pasándolo por encima de un cuento y estropeándolo un poco ya de paso.

Mi hijo siguió pintando algunos garabatos estilizados y muy bonitos sobre el papel con diferentes colores mientras no perdía de vista al niño violento.


"El que está bien preparado y descansa a la espera de un enemigo que no esté bien preparado, saldrá victorioso"


El niño descerebrado dejó el coche de madera y empezó a coger cuentos acolchados para estirarlos e intentar romperlos, como de seguro su naturaleza destructora le impelía a hacer.

En ese momento, mi hijo se separó de la mesa y pegando su espalda a la pared, comenzó a moverse siguiendo la pared muy despacio.


"Desplázate suavemente en la dirección por donde seas menos esperado"






El niño descerebrado había decidido restregar el cuento contra la cabeza de una niña con fuerza aprovechando que la profesora estaba cambiándole el pañal a otro niño y no les podía prestar mucha atención al resto de chiquillos.

En ese momento Juls Jr. decidió entrar en acción y empezó a alejarse de la pared dirigiéndose de forma errática al centro de la clase, mirando al suelo, seguramente buscando algún juguete con el que pasar un buen rato.



"El arte de la guerra se basa en el engaño. Por tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad"


De repente, mi hijo salió de su estado errante, se dirigió como un rayo hacia el niño descerebrado que en ese momento estaba de espaldas molestando a la niña inocente y le arreó un manotazo en la cabeza con la mano abierta.

Con la misma rapidez con la que llevó a cabo su ataque se dió media vuelta y desapareció del lugar moviéndose tan grácil y sigilosamente como un ninja envuelto en una sombra de humo oscuro en una noche sin luna.



"Aquel que domina el artificio de la diversión saldrá victorioso"






El niño descerebrado se giró para ver quien le había arreado y lo que vió más cerca suyo fué a otro niño sentado y jugando con un instrumento musical en las manos totalmente ajeno al drama que se había desarrollado unos segundos antes.

La limitada inteligencia del niño descerebrado le hizo levantarse e ir a pegarle al pobre niño músico, que recibió un golpe seco en la cabeza, y reaccionando a la defensiva, empezó a mover los pies para tratar de alejar a su atacante, que a su vez se llevó una patada en la espinilla.



"Avanza por caminos apartados y engaña a tu enemigo con señuelos"







Y aquí termina esta pequeña historia de traición, estrategia, y venganza, esperando que haya sido del agrado de vuestras mercedes.

Moraleja: mi hijo es fuerte y aprende rápido, uno de los finales que barajamos su madre y yo es que finalmente acabará liderando la resistencia contra Skynet y su ejército de máquinas del futuro, postraos ante él y mostradle el respeto que merece, bitches.


¡Hasta la vista frikis!





PD: Este pequeño relato es una dramatización extrema y totalmente ficticia de la vida de un niño de guardería. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

PD2: Basado en hechos reales.

PD3: Estas postdatas no son las contradicciones que estáis buscando...


lunes, 4 de enero de 2016

Juegos de pc que nos hicieron frikis: Monkey Island (Parte I)


Leía yo el post de Juls dedicado al Alone In the Dark y, posteriormente, los comentarios donde se hablaba sobre el mejor juego de la historia y no podía por menos que mover negativamente la cabeza y señalar con desdén la pantalla del ordenador.


CLICKAR PARA VER EN SU MÁXIMO ESPLENDOR



"Pobres mongolitos" me decía a mí mismo, mientras leía con estupor que Juls hablaba del Civilization, otro se descolgaba con el Diablo y, como inevitablemente sucede cuando se habla sobre el mejor juego de todos los tiempos, siempre hay el típico chistoso que saca a colación el "Final Fantasy 7".

El único comentario que me arrancó un destello de aprovación, fué el de Lord Rilengard cuando declaraba el "Baldur's Gate 2" como mejor juego de rol. Aunque yo sumaría a ese podium el "Baldur's Gate 1", el "Icewind Dale 1 y 2" y, por supuesto, el "PlaneScape: Torment".

Pero dejemonos de mongoleces. Viendo como estaba el patio, me he decidido a publicar una nueva entrega de la saga "Juegos que nos hicieron Frikis" para hablar del que sí es, como cualquiera con dos dedos de frente sabe y sin la más mínima sombra de duda, el mejor juego de toda la historia de la humanidad.

Estoy hablando del gran e inimintable, "The Secret of Monkey Island".



La única discusión posible sobre este juego como rey de los videojuegos, podría venir dada sobre si es mejor la primera o la segunda parte, "LeChuck's Revenge".




Estamos en una época anterior a todo, anterior incluso a lo que nos contaba Juls en el post sobre el "Alone In the Dark" sobre los juegos que nos llegaban en diskettes y demás. Por aquel entonces, ni siquiera conocía a Juls todavía y, claro, aún no se había convertido en mi mortal enemigo.

Como decía, era una época oscura, mi PC tenía apenas 20 megas de disco duro y 10 o 12 megaherzios. Supongo que esas cifras serán casi inasimilables para los más jovenes.

Los juegos, como pasaría también en épocas posteriores, nos llegaban en pequeños fajos de diskettes. Pero no de los flamantes de doble cara y 1,44 Megas que vendrían después, sino de los normales, de poco más de medio mega cada uno. Ni siquiera era necesario instalarlos. Copiabas todos los diskettes en el disco duro, ejecutabas y a jugar.





Los juegos solían tener un sistema de claves para evitar la piratería. Había algunos en los que debías introducir una palabra del manual. Al ejecutar te indicaban página, línea y palabra. En otros, el juego original traía una tabla que relacionaba figuras con simbolos.

En el caso concreto de los Monkey Island era una auténtica obra de arte. Dos círculos de cartón concéntricos. En el circulo grande teníamos la mitad superior de la cara de diversos personajes del juego, y en el circulo pequeño, la mitad inferior.

El juego nos pedía que hiciesemos coincidir una mitad superior con otra inferior para conseguir una fecha concreta.





Así las cosas, un buen día recibí varios diskettes con este juego. Poco podía imaginar que aquellos discos polvorientos y reutilizados miles de veces contenían el Santo Grial de los videojuegos.

La historia comienza con el intrépido Guybrush Treepwood llegando a una oscura isla y proclamando al mundo que desea ser un pirata.


Estáis viendo historia viva.
Se me ponen los pelos de punta.



CONTINUARA...



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