sábado, 27 de abril de 2013

LA ILIADA, versión para chonis y canis (canto IV)

La versión ULTIMATE de la gran obra épica de Homero escrita por un servidor.

Disfrútenla como se merece. Con algún alucinógeno.





CANTO IV

Donde se había propuesto Agamenón no podía orinar

diez largos años pasaron y su bufeta amenazaba estallar.

Interiormente pensaba: "Si es que no se para qué digo nada, coño".

Por fín llegó el día en que Zeus a Tetis recibía

y ésta a sus pies cayó suplicando por su hijo Aquiles:                                                      5

- Zeus, padre todopoderoso, saca a mi hijo de la ignominia.

- Bueno vale te ayudo, pero si tus tetis me dejas tocar.

La diosa accedió por su hijo y Zeus babeando le prometió su ayuda,

pero su esposa Hera tras una dórica columna estaba

y viendo todo el espectáculo, le reprendió así:                                                               10

- ¡Eres un cerdo! Si ya me dijo mi madre que no me casara contigo…

- Ya sabías como era antes de casarnos, no te quejes,

yo hago lo que quiero ¡y a la bruja de tu madre no me mentes!

Hera muy enfadada marchose de allí dando un portazo

y Zeus para ayudar a Aquiles urdió un plan retorcido.                                                     15

A Agamenon se le apareció en sueños diciéndole lo siguiente:

- Ataca mañana, soberano de hombres y te llegará la gloria,

porque con los taparrabos bajados a los troyanos cogerás.

Pero la misma noche apareciósele también a Hector de Troya:

- Hector, hijo del muy noble Príamo, estate atento,                                                       20

que mañana, por sorpresa, te van a atacar los malvados aqueos.

Y pensó Zeus: "Las risas que nos vamos a echar mañana".

Despertase Agamenón azorado por los divinos sueños

y llamó a asamblea. Y cuando estuvieron todos habló así:

- Hasta los cojones estoy de vosotros, argivos vagos,                                                    25

mañana por la mañana, bien tempranito atacamos.

- Yo no voy, Aga, ni yo ni los míos.

- Que sí, Aquiles, que sí, que ya lo sabemos todos,

que tú no quieres luchar desde lo de tu muñeca, que cansino eres,

y que sepas tío listo que tampoco te necesitamos, joder.                                                30

- Ya, ya… eso ya lo veremos…

- ¡¿Es que siempre tienes que decir la última palabra?!

Te pareces a mi mujer, coño. ¡Cállate y vete a tu barco de una puta vez!

- Pues me voy, ala, vamos Patroclo – díjole Aquiles a su amigo,

mientras salían de la gran asamblea de notables.                                                            35

Y contestole Agamenón con sarcásticas palabras:

- Eso, eso, a saber qué haréis tanto tiempo juntos en vuestro barco...

A la mañana siguiente todos dispuestos para la batalla estaban.






¡Hasta la vista Frikis!

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