Debido a mi imparable ascenso a la fama bloguera la gente me detiene por la calle para felicitarme y piropearme, pero últimamente me pregunta: ¿cómo puede ser que en un blog de frikis no se haya hablado todavía de juegos de rol? (sí, yo sueño cosas parecidas ¿pasa algo?).
Y es cierto, ese es un tema que no habíamos tratado aquí, pero no porque ignoremos de la materia, como friki-masters que somos Joss y yo sabemos de todo, y por supuesto, hemos dedicado nuestras buenas horas al creativo vicio del Rol.
Así que, con permiso de nuestros colegas de Sima del Rol vamos a solventar este pequeño punto oscuro en Frikis Inside.
Juegos como El señor de los anillos, La llamada de Chtulhu, Aquelarre, Runequest o Vampiro son algunos de los títulos que masacramos en su día con indecible alegría, pero no vamos a hablar de reglas, ambientación o actuación, si no de esas personas que hacían que jugar fuese un auténtico placer. Nosotros tuvimos la suerte de jugar con un genio incomprendido por el resto del mundo que, para mantener su figura en el anonimato, llamaremos Gran C.
El Gran C siempre, SIEMPRE nos sorprendía con sus increíbles dotes de rolero de tal forma que a veces parecía que se las preparase con antelación. Pero no, aquel hombre era realmente así, nunca sabías por donde podía salir.
Situación clásica en la que se encontraba antes o después nuestro Gran C:
- Tienes -8 puntos de vida, estas perdiendo 2 puntos de vida por turno, te estan rodeando ¿qué haces?
- ¡¡¡¡Pues le meto!!!! - con la cara desencajada por la ofensiva pregunta...
Así era nuestro Gran C.
Venían hombres a caballo: ¡¡¡les meto!!! pasaba un oso gigante por delante de ellos: ¡¡¡le meto!!! venía unos niños corriendo porque salían del colegio: ¡¡¡les meto!!!
Si como master tenías una partida que no habías preparado mucho, sólo había que provocar un poco al Gran C para que te arreglase una situación que desencadenase en una historia de brutal violencia sin sentido. ¡Y nos encantaba!
Recuerdo un día que jugando al Señor de los Anillos la partida derivó en ese tema recurrente entre adolescentes degenerados: una mujer de mala vida se nos ofrece alegremente para que dispongamos de ella como gustemos (o por la fuerza, vete tú a saber) y uno de nosotros, cuyo personaje era un elfo muy estirado, decide apartarse del grupo para no contemplar tan salvaje espectáculo.
Y aquí entra en juego la habilidad del Gran C para proporcionar algo de irreverencia a la partida: "Eso, eso, vete, que ya sabemos que todos los elfos son unos homosexuales" Frase que inmediatamente fué recogida con gran entusiasmo, e incluso coreada, por el resto de presentes, pero NO por nuestro amigo el elfo, al cual, incomprensiblemente, no le pareció tan graciosa. La consecuencia lógica fué golpearle para darle una lección, hecho habitual en nuestras partidas si no fuera porque la ficha del elfo era muchísimo más capaz de apoyar cualquier baladronada que la de nuestro Gran C.
Y entonces llegó la sorpresa:
Gran C: Uso la mitad de mi BO en mi BD.
Todos: ¿¿¿¿¿¿Qué???????
Gran C: Sí, sí, es una regla que pone en el libro ¿qué os pasa?
Fuimos a comprobarlo y efectivamente, una regla que ponía claramente en el libro pero que nadie había utilizado nunca jamás y de la que ni siquiera habíamos oído hablar. ¡Así era nuestro chico! Igualmente se llevó una hostia que le quitó la mitad de la vida, ¡pero había demostrado su hombría, maldita sea!
Otro día, nuestros personajes fueron esclavizados por un grupo de enanos furiosos con nosotros (debido a un tremendo "malentendido" en una orgía, creí que había enanos gays, pero olvidé que en las partidas de Joss nunca salen enanos gays) y decidieron que estaría bien que hiciesemos algo trabajos forzados. El Gran C, nada contento con este trato vejatorio, decidió que él haría como que empujaba la gran piedra que debíamos mover de un sitio a otro, pero realmente no lo hacía.
Joss le dijo: Tira los dados, y el Gran C contestó: ¿¿¿Queeeeeé??? (onomatopeya muy usada en nuestras partidas por lo inverosímiles de las situaciones) ¿por qué voy a tirar el dado para hacer ver que empujo? Mira, hago algo como esto [gestos absurdos similares a empujar algo de manera ridícula] ¡no hace falta tirar para hacer eso!
La contestación de Joss, que el cabrón no dejaba pasar ni una fué: Vale, tira el enano para ver si descubre lo que estas haciendo... oh, mira, te descubre... y el látigo resonó en toda la caverna mientras acariciaba la tierna carne del Gran C, que reaccionó con un conmocionado: vale, ahora sí que empujo, ¡pero lo he intentado!
En otra ocasión, huyendo al galope por una pendiente embarrada y con un precipicio a un lado, perseguidos por vete-a-saber qué, lobos, mercenarios o algo peor, el Gran C quería galopar a toda hostia.
Dadas las circunstancias, se le exigió amablemente una tirada de cabalgar para ver si se despeñaba o si el caballo resbalaba o cualquier otra cosa graciosa que suelen suceder en tales ocasiones.
Así que, viendo que su habilidad a caballo era ínfima, pidió cabalgar a una velocidad suficiente para mantener la distancia con sus perseguidores, pero no lo suficiententemente elevada como para requerir tirada de cabalgar. El "punto justo" o "punto medio" dimos en llamarle.
Ni que decir tiene que, al final, acabó atrapado por los enemigos primero y despeñado después.
Y hasta aquí las geniales anécdotas del Gran C.
Como podéis ver, los juegos de rol no son buenos por las reglas que utilizan, ni por la ambientación, ni por las novelas que venden, ni siquiera por el número de libros que te tienes que comprar para jugar... si no por los personajes que con sus actos hacen que la historia cobre vida mágicamente. Unas risas entre amigos es señal de que una partida de rol ha merecido la pena.
Dedicado con cariño al Gran C.
Hayas escogido el camino que hayas escogido y estés donde estés, esperamos sinceramente que todo te vaya bien... y que no acabes como tus personajes del señor de los anillos.
Joss y Juls.
3 comentarios:
Oh, eso es cierto, lo más importante para una partida es la gente que juega. Este Gran C vuestro me recuerda a un jugador que teníamos nosotros que también tenía unas salidas bastante graciosas. Supongo que en todos los grupos hay (o ha habido) alguien así.
El nuestro se fue del grupo por una disputa que surgió después de que intentase quemarme el pelo. En la realidad, no en la partida.
Ese Gran C era realmente un valiente, ¿o un inconsciente? o todo en uno ... lo cortés no quita lo valiente.
Qué grandes anécdotas... Me recuerdan a una situación de D&D: Estamos en una caverna, acabamos de librar una batalla contra ciento y la madre de trasgos, y hemos atrapado a uno al que le tenemos que sonsacar cierta información. A todo esto, llega uno de nuestros jugadores habituales (que por lo que cuentas era del corte del Gran C y que era uno de los dos miembros del grupo que hablaba trasgo) y dice:
-Vale, ¿Quién habla trasgo? ¿Tú y yo? Pues tú le sujetas y yo le pego.
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