lunes, 6 de octubre de 2008

La trilogía HEKU

Hace un tiempo hablamos sobre lo que debe tener una buena historia de Conan para encandilar a los fans más exigentes de nuestro bárbaro favorito, hoy vamos a hablar de una de esas historias.

Retrocedamos en el tiempo hasta el momento en el que los comics todavía valían 150 pesetas, más concretamente cuando salió el número 144 de Conan el bárbaro.

Si sois fieles seguidores de este blog detectaréis que la portada no es tan buena como podría ser... ¿ya lo tenéis? efectivamente, no sale una mujer semidesnuda, pero la chulesca imagen de Conan mientras un ejército avanza a sus pies es suficientemente molona ¿o no? Además todos tranquis, que dentro salen algunas mozas de muy bien ver.

Y con esa portada ¿quien podía resistirse a invertir sus 6 buenas partidas de Golden Axe y Gate of Doom en tan maravilloso comic? por supuesto, yo no. Yo todavía no tenía ni idea de lo que era una trilogía, ni siquiera sabía lo que significaba esa maldita palabra, pero intuí que ahí dentro había algo grande, ¡y vaya si lo había!

En el apartado creativo encontramos en el guión a James Owsley (posteriormente llamado Christopher Priest), con los lápices tenemos a Val Semeiks y por último a Geof Isherwood en el poco conciso "arte final".

En fin, vayamos al grano: la cosa empieza con una gran horda de orientales cabreados dirigidos por Heku, un anciano emperador, avanzando hacia Occidente. Mientras Conan se pasea por una ciudad fantasma donde se encuentra a un khitanio fuertemente armado que le advierte que se aleje de su colega Kobe.

Como Conan no soporta que le vacilen, se dicen un par de inconveniencias y previsiblemente se arma el zifostio. El khitanio hace una señal y unos cuantos perdedores vestidos de samurais atacan a Conan mientras él se va tranquilamente. Ahí nos encontramos con unas cuantas páginas de acción pura y dura donde Conan reparte estopa a diestro y siniestro. Grande.



El susodicho Kobe cabalga con la última chati de Conan, y pasean por la ciudad devastada de El-Shah-Maddoc cuando se les echa encima la horda de Heku, que no es otro que su padre. A pesar de que los dos logran esconderse bien, encuentran a la zorrita de Conan y Kobe debe salir en su ayuda partiendo algunas crismas.



Ahí Heku y Kobe protagonizan el típico choque generacional, que si "tienes que sucederme en el trono", que si "que te den por culo, viejo chocho", que si "no tienes otra opción", "no haberme dado como esclavo de joven, hijoputa", que si ahora te doy una paliza, que si ahora te mato... lo típico vamos. Y por lo que parece acaba convirtiéndose en el jefe de su clan.

A todo esto unos cuantos reyezuelos occidentales, encabezados por el rey de Koth, se reunen y conspiran para atacar a la horda oriental porque se han enterado de que Heku ha muerto y acabar así con la amenaza de ese gran ejército.

Mientras Conan va a buscar al necio que se ha ido de la lengua sobre su paradero, un gordo traficante de armas que vive rodeado de lujo y con un harén bien nutrido de mozas (se parece, pero no es Paquirrín?). Por supuesto, la entrada de Conan no es sutil y se cobra unas cuantas víctimas que cometen la estupidez de cruzarse en su camino.

Unas palabras dignas de entrar en el libro "Ultimas frases célebres"


Conan sale del palacete con la información que busca y, como no, se le pega una concubina del harén que ha huido aprovechando la confusión. Por supuesto Conan se la lleva con él (supongo que para pasar algún rato muerto).

Kobe y Anneka (última amiguita de Conan) tienen sus más y sus menos debido a la nueva autoridad que ostenta él, y se arrean un par de hostias bien dadas. Mientras tanto Conan descubre al ejecutor que le tendió la trampa y lo secuestra para llegar donde esta Kobe.

¡Pelea de gatas!


Una vez en la tienda real de Kobe y rodeados de su enorme ejército tienen una interesante discusión basada en lo siguiente: Heku da como esclavo a Kobe al rey de Koth, y él a su vez se lo da a Conan, con lo que hay una deuda de honor entre Conan y Kobe que sólo puede acabar de una forma. Conan se da cuenta de lo que pasa y decide ponerse a repartir hostias ¡¡¡contra toda la horda oriental!!!



Al final un khitanio con suerte lo noquea por la espalda y queda a merced de sus enemigos.

En el tercer número encadenan a Conan todavía inconsciente a un potro, pero ¡eh! ¿quien ha dicho que así no se puede divertir uno? Bueno, tal vez tú no pudieras, pero Conan PUEDE.

Aún encadenado e inconsciente, Conan las vuelve locas



Pero Anneka ve esta tórrida escena y despechada corre a los brazos de Kobe para pegarle un buen meneo. Esta es una información no útil, pero sí interesante ¿no os parece?

Al parecer la forma de solucionar la deuda de honor que tienen Conan y Kobe es realizar una misión de vida o muerte. Durante la mañana les colocan veneno en los desayunos de ambos y el antídoto lo han dejado en la sala del trono de la ciudad destruida. Encadenados, desnudos y sin armas deben encontrar ese antídoto pues el veneno es rápido y mortal.

Los dos descienden a las ruinas de la ciudad de El-Shah-Maddoc y comienzan su búsqueda. Pero allí les esperan los supervivientes de la destrucción de la ciudad, sombras de seres humanos, locos y hambrientos, atacan a los dos guerreros a la desesperada, pero no consiguen reducirlos. Los dos aventureros consiguen llegar hasta la sala del trono, pero una vez allí Kobe cae víctima del veneno... Conan se sabe el siguiente... y les vuelven a atacar los despojos humanos que moran en las catacumbas...

¡Y si queréis saber el final de esta acojonante aventura, tendréis que buscarla y leerla vosotros mismos!

PD: Tambien comentar que al final de cada uno de estos tres comics teníamos las historias de Red Sonja de Frank Thorne ¿se puede pedir más?

1 comentario:

Lord Rilegard dijo...

Atención a la viñeta sobre las palabras dignas...
¿no es xml eso que aparece en los bocadillos?

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