sábado, 2 de julio de 2011

Silvanos Vs Halflings: The True Story

Ahora que ya ha pasado un tiempo prudencial desde el histórico partido, he decidido dar la cara para contar la verdadera historia, lo que sucedió realmente detrás de las cámaras, en los túneles de vestuario y en la privacidad de los vestuarios. Bueno, en realidad creo que todos nos podemos hacer una idea más o menos aproximada de lo que suele suceder en un vestuario de elfos, ¿verdad?


Nos recomendaba Tsun Tzu conocer a nuestro enemigo mejor que a nosotros mismos. O algo así. En Blood Bowl esta recomendación se torna en vital. Debemos tener muy claro contra qué jugamos y contra quién.

Así, si alguna vez jugáis contra Juls al Blood Bowl debéis tener claro lo que le dije durante el partido: Tienes la mentalidad de un Troll. Sabiendo ésto, podremos preveer sus movimientos con turnos de antelación. Antes incluso de que él mismo sepa lo que va a hacer.


¿Una copa de Hidromiel, amiga cabra?

En este post voy a intentar sintetizar brevemente porqué pierden este partido los Elfos Silvanos, sufriendo la mayor humillación de la historia de este deporte.


"En España, de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten"


Unamuno

Los equipos de Blood Bowl se pueden clasificar, a grandes rasgos, en dos categorías: Los de pegar y los de jugar. En los primeros el objetivo es claro: un avance lento pero seguro, aniquilando todo aquello lo bastante estúpido como para interponerse en su camino.


Cuando uno salta al campo y, al mirar al equipo contrario, ve un grupo de tipos bajitos y barrigones, con pinta de ser fácilmente reventables, tiende a pensar que le ha tocado la lotería, que va a tener un partido fácil. Eso mismo pensó Juls y, como entrenador, su charla técnica previa al partido se resumió en algo parecido a esto:

- Tú, sí tú, Elfo!
- Sí, Míster.
- Esto es fácil, cogemos el balón, corremos hacia adelante y los aplastamos!
- Pero Míster…
- Calla! Oye… ¿Tú eres la chica del equipo?
- No, Míster, yo soy el lanzador.
- Oh!, entonces perdona por mirarte el culo.

Y con esa compleja táctica saltaron al campo. Como decía antes, hay que conocer al rival y yo sabía perfectamente que el bueno de Juls lanzaría a su gente contra mis pequeñajos en busca de una sangría. Y por extraño que parezca, surgió efecto. La defensa Halfling se rompe, un elfo coge el balón, corre hacia adelante, y marca el 1-0 en el segundo turno.


En retrospectiva, quizá ese touchdown tempranero me benefició. Aquello afianzó en la mente de Juls la idea de que estaba usando la estrategia correcta, embestir la defensa halfling, robar y marcar. Y lo que es peor, que los dioses del BB estaban con él. El infeliz ya sufría una furiosa erección imaginando el escandaloso marcador que se podría producir.

De haberse tratado de un equipo de los llamados “pegones”, Caos u Orcos, por ejemplo, es posible que hasta le hubiese salido bien el invento. Pero no con uno de Elfos. En su demente carga contra la línea defensiva Halfling, los elfos pegaban a lo que se movía, pero no hacían más que permitir que detrás de esa línea, los halflings pudiesen mover el balón tranquilamente.

Además, elfo que se acercaba a Ent, elfo que acababa con el coxis aplastado. Y, donde sus puños de mariconas no alcanzaban a pegar a un halfling, intentaban esquivas imposibles entre la tela de araña defensiva para llegar hasta el balón.

Con el equipo elfo empantanado en una lucha cuerpo a cuerpo que no le beneficiaba en el centro del campo, llegaba el primer momento de gloria halfling. Primera palada de tierra en la tumba de la carrera de Juls como entrenador. Todos los elfos en el centro, sin nadie que defendiese la retaguardia, un halfling coge el balón, se coloca junto a un Ent y éste lo lanza sobre los sorprendidos elfos para caer perfectamente tras las líneas elfas. Sin apenas defensa, el halfling no corre, vuela poderoso sobre el césped para marcar el 1-1.


Imagino la escena durante el descanso en el vestuario elfo, con el entrenador Juls imitando a los generales franceses durante la Primera Guerra Mundial, cuya única e inamovible estrategia era “Cargad! Cargad!”.

- Esto es fácil, cogemos el balón, corremos hacia adelante y los aplastamos!
- Pero Míster…
- Calla! ¿Eres la chica?
- No, Míster, soy el defensa.
- Joder!

A partir de aquí, el partido transcurre por los mismos derroteros. El troll Juls en su máxima expresión; pegando a todo lo que se mueve por el campo, ents incluidos, e intentando esquivas absurdas para poner halflings al alcance de sus puños de niña. Nuevamente el equipo elfo empantanado en una lucha sin sentido en el centro del campo, dejando espacio por todas partes para que los halflings puedan mover el balón a placer.

Hasta que cae en la trampa que sólo funciona cuando juegas contra el ordenador o con gente mala en extremo. Acercar el jugador con el balón a una banda con mucha gente delante para defenderle, el equipo contrario concentra su defensa en una carga insensata contra esa banda, mueves el jugador con el balón a banda contraria, un pase para ganar algo de terreno y, listo!, pista libre para correr hacia la línea de TD con toda la defensa contraria todavía enzarzada en su búsqueda de sangre. Algo así sirvió para poner el 2-1 y el delirio en la afición halfling.

La jugada final del partido es un ejemplo perfecto de mentalidad de Troll aplicada a un equipo de Elfos. Un halfling coge el balón cerca de la línea de TD, ningún defensa cerca para defenderle y sin apenas movimiento. El peligro es evidente, pues un halfling solitario en esas circunstancias tiene todas las papeletas para acabar con el cráneo fracturado en el siguiente turno elfo. Pero entonces veo claro lo que va a hacer Juls en su siguiente turno. Muevo el halfling hasta dejarlo junto a la línea de banda. Solo. Con el balón en la mano.

Ni se lo pensó. Embistió con uno de los elfos lanzando al pobrecillo halfling fuera del campo, con balón y todo. No estoy seguro de cuando se dio cuenta del error. El balón fue devuelto al otro extremo del terreno de juego, haciendo casi imposible que los elfos tuviesen tiempo de llegar hasta él, cogerlo e intentar marcar el empate.

A todo esto, hay que añadir que ambos Ents se habían pasado toda la segunda parte clavados en su sitio, al haber fallado esa mierda de habilidad llamada “Echar Raices”.

- Esto es fácil, cogemos el balón, corremos hacia adelante y los aplastamos!
- Míster, el partido se ha acabado.
- Calla! Por cierto, bonito culo.
- Soy el receptor, Míster.
- Joder!

Y así concluye la mayor historia jamás contada, de cómo los más pequeños fueron capaces de vencer a gigantes con todo en contra. Bueno, con todo en contra excepto el entrenador del equipo contrario.

Celebrémoslo con la postura de la victoria!

1 comentario:

Arfonzo dijo...

Magnífico!
Todo lo que sea humillar a Juls... Pero... no te has pasado, macho?

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